Cada temporada, los brotes de infecciones respiratorias representan un desafío considerable para los sistemas sanitarios. La similitud de los síntomas entre enfermedades como la gripe, el COVID-19 o el virus respiratorio sincitial (RSV) dificulta la identificación precisa del agente causal, especialmente en los primeros días de la infección.
En este contexto, el diagnóstico rápido y fiable se convierte en una herramienta esencial para tomar decisiones clínicas adecuadas, reducir la transmisión y optimizar los recursos hospitalarios.